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Había aprendido a modelar con fondant haciendo figuras,
flores y objetos pero no me había atrevido a dar forma a un bizcocho que,
cubierto con fondant, pudiera imitar a algún objeto concreto y convertirlo en
un apetitoso pastel.
Se acercaba el cumpleaños de Joan, que coincide con la
festividad de Sant Joan y se me ocurrió
que el pastel tenía que tener un motivo
que le identificara de algún modo, además de representar a la “revetlla de Sant
Joan”, fiesta popular en la que el fuego y la pirotecnia no pueden faltar.
Joan es aficionado a la fotografía y se me ocurrió realizar
una copia de su cámara, rodeada de algunos cohetes de colores, serpentinas,
matasuegras, bombetas y un poco del fuego de la hoguera de Sant Joan, como
detalle verbenero.
Esculpir un bizcocho en forma de cámara de fotos no resultó
nada fácil, con la cámara original al lado y un cuchillo en la mano, me dispuse
a dar forma al bizcocho de chocolate que tenía delante. Había que trabajar con
mucho cuidado pues si cortaba más de lo que era necesario podía estropear el
bizcocho.
Con paciencia conseguí dar la forma deseada a aquel trozo de
bizcocho. Después de cubrirlo con chocolate y fondant negro, fui añadiendo detalles
de la cámara original.
La cámara ya era un pastel en sí misma pero su tamaño era insuficiente
para todos los invitados por lo que preparé otro bizcocho rectangular rodeado
de llamas de oblea que le hizo de base.
Al finalizar tenía ante mí un pastel de cumpleaños muy
especial
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